lunes, 9 de junio de 2008

Tras cuatro años

“Está usted en Getafe. Capital del Sur. Ciudad Universitaria”. La histeria empieza a adueñarse de tú cuerpo, notas que también del cuerpo de los demás. Miras el reloj: solo son las 7. Aún quedan cuatro horas para que Robe suba al escenario. Te tranquilizas, miras al frente, gran hilera de coches, nerviosismo. Miras atrás, coches, imposible olvidarte de que tras cuatro años volverás a sentirte parte de Extremo, de que tras cuatro años compartirás con ellos un estadio. Desvío; Getafe. Centro Comercial. “Por aquí”. Retenciones en la entrada. El calor sofocante nos hace bajar las ventanillas permitiéndonos oír el sonido del exterior: todos los coches escuchan Extremoduro, gritos de euforia salen de cada uno de los vehículos.

¿Dónde aparcamos? La procesión de automóviles nos lleva hasta al Estadio Juan de la Cierva, cientos de personas hacen botellón en el parque, también en las plazas y hasta en las aceras. Seguimos hacia delante, torcemos a la izquierda, sí aquí hay un sitio. Cargados de vino, coca-cola y hielos buscamos entre las cientos de personas al resto del grupo, están aquí. Tras dos horas bebiendo, hablando con la gente… el rollo de siempre entramos al estadio. Los Calaña entretienen a los primeros en llegar, sin embargo, decidimos comer un enorme bocadillo de lomo con queso.

Avanzamos hacia delante, media hora, media hora, las once, media hora. Se apagan las luces, comienzas a botar, varios cuerpos te empujan hacia delante, ahora hacia atrás, a los lados, intentas mantener el equilibrio. ¡Deltoya!. Ahora sí, Extremoduro ha vuelto como solo ellos saben hacerlo y rodeados de 22.000 personas. A partir de este momento, fueron cayendo un éxito tras otro, el corazón a mil, la garganta resistiendo, la espalda sufriendo los empujones pero todo dolor era poco. La euforia se fue adueñando de cada uno de los presentes que incansablemente acompañábamos a Robe Iniesta en cada letra. Tras media hora de concierto «Breve introducción al caos» conoce por primera vez un escenario y los más impacientes ya se saben la letra.
Fragmento de Standby/ 1,04 m
Media hora de descanso. Vamos a la barra, necesitamos hidratarnos para resistir otros sesenta minutos. El cansancio nos obliga a escuchar la segunda parte del concierto más atrás. Ya no los vemos pero los seguimos sintiendo. “So payaso”, “Evaristo”, “Puta”… La garganta ya no puede más, tampoco los pies, pero sigue sabiéndote a poco.

Llega el momento y el Robe se despide como siempre «Adiós chavales, ahora podéis hacer lo que os de la gana. Pero eso sí, ¡que no os vean!».
Gracias